Síntomas del VIH y esperanza con el tratamiento

Los esfuerzos contra el VIH/SIDA continúan en el mundo. La enfermedad por lo general se manifiesta con síntomas físicos como fiebre, dolores de cabeza, diarrea y pérdida de peso, pero con el pasar del tiempo la salud mental de quien padece el virus se va viendo afectada, repercutiendo en su calidad de vida y sus relaciones personales. 

Todavía es uno de los problemas de salud pública más graves en el mundo, tanto así que es considerado una epidemia. Según ONUSIDA, en 2021 aproximadamente 38 millones de personas en el mundo vivían con VIH y 650.000 murieron de enfermedades relacionadas con el sida. En el caso de Colombia, según el Observatorio de Salud de Bogotá, hasta junio de 2022 había más de 2.300 casos en el país.

Esta enfermedad se puede transmitir y su tratamiento muchas veces no se puede costear debido a que vale mucho dinero. Cuando se recibe el diagnóstico, usualmente la EPS le hace seguimiento al caso y se encarga de facilitar el tratamiento.

Cuál es el tratamiento

El tratamiento del VIH/SIDA generalmente consiste en medicamentos antirretrovirales que buscan reducir la cantidad del virus en el cuerpo y así controlar la enfermedad.

Explica la PAHO que ”El tratamiento consiste en una combinación de fármacos (comúnmente llamada “terapia antirretroviral de gran actividad” o TARGA) que suprime la replicación del VIH”.

Esto evita que las personas mueran o se sigan infectando con el virus, así que mejora la calidad de vida de los pacientes.

Otros tratamientos

También existen medicamentos no convencionales como el cannabis medicinal que pueden ayudarle a estas personas a controlar varios síntomas de la enfermedad; siempre y cuando el medicamento sea prescrito y acompañado por un médico debidamente formado y capacitado, dice Juan Rafael López, médico especialista en dolor y cuidados paliativos de la Clínica Zerenia. ”El cannabis medicinal ayuda a mejorar la calidad de vida de estas personas incrementando su apetito; además de  aliviar las náuseas; mejorar la ansiedad y la depresión que trae consigo el VIH/SIDA; reducir el dolor neuropático producido por la enfermedad y por el tratamiento, así como también el dolor  articular y muscular por ende repercutiendo además en mejorar  la calidad del sueño haciéndolo reparador”, añade el experto.

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