Sembrar legumbres nos protege del cambio climático y cuida los suelos

Tras la exitosa celebración del Año Internacional de las Legumbres de 2016, a inicios de febrero la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) celebra el Día Mundial de las Legumbres.

Este año el lema es ”Legumbres para disfrutar de un futuro sostenible” y subraya hasta qué punto las legumbres, es decir, las semillas comestibles de plantas leguminosas, como los frijoles, las lentejas, los guisantes y los garbanzos, están mejorando la resiliencia de los sistemas agrícolas y mejorando vidas gracias a su huella de agua baja, la tolerancia a la sequía y la resistencia frente a los desastres relacionados con el clima.

¿Cómo contribuye al mundo?

El sector de las legumbres es importante y puede incidir positivamente en la consecución de la resiliencia de las cadenas de suministro regionales y mundiales, al permitir a los consumidores acceder a alimentos nutritivos y contribuir a la utilización sostenible de los recursos naturales en la producción de legumbres.

“Las legumbres contribuyen de diferentes maneras a la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios y pueden ayudarnos a hacer frente a múltiples crisis mundiales”, dice QU Dongyu, Director General de la FAO. ”Las legumbres pueden contribuir a aumentar la resiliencia de los sistemas agrícolas”, agregó, y “a ayudar a mejorar la biodiversidad del suelo, y son componentes cruciales de sistemas de cultivos múltiples”.

De hecho, mientras el mundo enfrenta desafíos importantes para la seguridad alimentaria y nutricional, como las plagas y enfermedades transfronterizas, los conflictos y los efectos del cambio climático, las legumbres pueden ser una parte importante de la respuesta a todo ello, pues son un alimento asequible y rico en nutrientes que puede almacenarse durante un tiempo prolongado.

Los beneficios de gran alcance de las legumbres

Las legumbres crean oportunidades económicas para los pequeños agricultores, dado que suelen ofrecer márgenes de utilidad más elevados que los cereales en grano.

Colaboran con la fertilidad del suelo debido a su capacidad de fijar nitrógeno del aire y optimizan el uso de fertilizantes sintéticos; al mismo tiempo, hacen frente a los efectos de las perturbaciones climáticas, como las sequías o las precipitaciones muy intensas. Cuando se cultivan cereales después de legumbres en los sistemas de cultivo agrícolas, estos pueden rendir 1,5 toneladas más por hectárea que en los sistemas de monocultivo.

Además, pueden ayudar a mitigar el cambio climático al aumentar la capacidad del suelo de almacenar carbono y restaurar los suelos pobres y degradados.

La contribución de las legumbres a las dietas saludables no se limita solo a su alto contenido de proteínas (entre dos y tres veces la cantidad encontrada en los cereales en grano) o las calorías y micronutrientes esenciales que aportan, sino también porque tienen un contenido bajo de grasas y alto de fibra.

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