Todos hemos mentido alguna vez en la vida. Aquellas como “en cinco minutos estoy ahí” es una de las mentirillas más populares.
¿Por qué mentimos? porque es una manera de autodefendernos, se supone. Pero entonces, ¿esos que mienten siempre, sin dificultad y sin una razón aparente?
“La respuesta es que no lo sabemos. Los investigadores estamos primero tratando de saber quién para después saber el por qué miente”, expone el experto David Pascual en el estudio “Del cuento a la realidad” de la Universidad Complutense de Madrid.
En estos días se viralizó la noticia de una barranquillera llamada Geraldine Fernández Ruiz quien afirmó que trabajó de la mano de Hayao Miyazaki, creador de Estudios Ghibli, uno de los más reputados estudios de animación del mundo. Según ella participó como animadora en la última y galardonada película de Hayao, El Niño y la Garza, supervisada directamente por el japonés.
Muchos medios de comunicación colombianos replicaron la noticia y le creyeron, pero días después de los bombos y platillos se reveló que lo que contó Fernández era una total farsa. Hoy, el medio CAMBIO afirma que los supuestos contratos con la empresa japonesa que mostró la barranquillera resultaron ser certificados de un simposio de cerámica.
Cuando no es mentira sino mitomanía
La mitomanía o necesidad de mentir no es en sí un trastorno sino un síntoma de trastornos mentales como el narcisismo (afección mental en la cual una persona tiene un sentido exagerado de egocentrismo) o trastorno histriónico (una afección mental por la cual las personas actúan de una manera muy emocional y dramática que atrae la atención hacia ellas).
Según la mexicana Maricarmen Jiménez, investigadora de la UNAM, “hay autores que consideran que es difícil discernir entre si el mitómano cree o no en su propio relato; se cree que parece que al inicio saben que están mintiendo, pero acaban sumergiéndose en su propia historia y engañándose a sí mismos. Sí está claro que pueden llegar a aceptar o admitir la verdad sobre todo cuando se les presiona o las exigencias externas son muy constantes”, destaca la doctora Jiménez.
En todo caso, nadie más que los mismos protagonistas de las mentiras saben por qué lo hacen: “Una de las causas que puede desencadenar la mitomanía tiene que ver con problemas de autoestima, aquí la persona sentirá la necesidad constante de encajar en un grupo. En esas personas se ve reflejado también el temor al rechazo, que puede venir dado por secuelas de infancia”, dice por su parte la psicóloga Helen Pimienta.