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Un desequilibrio en las bacterias intestinales puede dar pie a trastornos del espectro autista (TEA)

La compañía Bifid•Ice ha revelado algunos de los hallazgos más relevantes de sus investigaciones sobre el impacto de la microbiota intestinal. Los estudios sugieren que un desequilibrio en las bacterias intestinales puede ser responsable del 99% de los problemas de salud, incluyendo los trastornos del espectro autista (TEA). En particular, se ha identificado que los desequilibrios en la microbiota, conocidos como disbiosis, podrían estar vinculados a síntomas comunes del autismo, tales como irritabilidad, comportamientos repetitivos y trastornos gastrointestinales.

También se ha identificado que las personas con TEA presentan una menor diversidad de bacterias beneficiosas en su microbiota, junto con un aumento en bacterias potencialmente dañinas. Este desequilibrio podría estar relacionado con alteraciones neurobiológicas, debido a la conexión entre el intestino y el cerebro, también conocida como el eje intestino-cerebro. Los metabolitos generados por una microbiota desbalanceada pueden influir en la inflamación sistémica y la función cerebral, afectando áreas clave como la comunicación social y el comportamiento.

De acuerdo con Sandra Hurtado, Chief of science (COS) de Bifid•Ice Estos descubrimientos abren nuevas posibilidades para intervenciones que no solo mejoren la salud digestiva, sino que también tienen el potencial de aliviar aspectos conductuales y emocionales en personas con trastornos del espectro autista.”

La investigación también ha explorado el potencial de los probióticos para equilibrar la microbiota intestinal, lo que podría contribuir a reducir la inflamación sistémica y restaurar el equilibrio de neurotransmisores clave para la regulación emocional y el comportamiento. Además, se está analizando cómo los probióticos podrían influir positivamente en el eje intestino-cerebro, mejorando la comunicación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso central. Este mecanismo podría tener un impacto directo en la mejora de los síntomas neurológicos y de desarrollo asociados al autismo, abriendo nuevas posibilidades para el tratamiento integral de esta condición.

“Si bien este tema aún requiere más investigación, los estudios preliminares sugieren que un microbioma equilibrado podría tener efectos significativos en el manejo de los síntomas del TEA, así como en la salud mental y comportamental en general, ofreciendo nuevas perspectivas para el tratamiento de trastornos como la ansiedad, la depresión y otros problemas emocionales.” añadió Hurtado.

Bifid•Ice también ha investigado la relación entre la microbiota intestinal y diversas condiciones de salud, como los trastornos digestivos, las alergias, la obesidad, problemas cardiovasculares y la diabetes tipo 2. Los estudios revelan que los desequilibrios en el microbioma intestinal están estrechamente vinculados con estas afecciones, y que los probióticos pueden desempeñar un papel crucial en la reducción de la inflamación crónica, la mejora de la sensibilidad a la insulina y la regulación del metabolismo de los lípidos y la glucosa. Además, se ha demostrado que el consumo constante de probióticos estabilizados no solo favorece el control del peso, sino que también influye en la regulación del apetito y el almacenamiento de energía, contribuyendo así a la prevención y manejo de estas enfermedades.

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