“Thelma se quedo aterrorizada e inmóvil pues no entendía lo que estaba sucediendo. Atemorizada, terminó la llamada y colocó el teléfono en su lugar. Al darse vuelta, el acusado, Juan Rafael Pacífico Dabul, sujetó a la víctima de ambas manos y se las colocó por encima de la ropa”.
“(El acusado) le colocó las manos por encima de la ropa que vestía y le expresó: ‘Mirá cómo me pones’, con el objetivo de que la víctima sintiera la erección. La víctima permaneció paralizada y le expresó al acusado: ‘¡Juan, no, qué hacés!’.
Este es un fragmento del testimonio de Thelma Fardín tras acusar al actor Juan Darthés de violación. Al brasileño se le sumaron en total 3 denuncias más por acoso sexual, hechas por las actrices Anita Co, Natalia Juncos y Calu Rivero, con quienes repetiría la frase dicha a Thelma: “mira cómo me pones”.
En Brasil ya condenaron al actor Juan Darthés a 6 años de prisión por el abuso de Thelma Fardín, esta actriz recordada en Patito Feo como Josefina y quien tenía 16 años cuando Darthés la violó.
Pese a esto, en redes sociales se lee cómo defienden a Darthés y señalan a Thelma como mentirosa, razón número uno por la cual muchas víctimas de violación no denuncian.
¿Por qué defienden a los violadores?
Un estudio sobre Mitos de violación, de la experta criminalista Carol Murray, detectó que “las personas que tienen mayor adhesión a los mitos de violación muestran puntajes elevados en escalas que aceptan la violencia de género, sexual y tienen proclividad de cometer violación”. Preocupa que los hombres en general, aceptan en mayor medida los mitos de violación que las mujeres.
Según Amnisitía Internacional, esto se debe al machismo arraigado y culturalmente aceptado.
“La manera de vestir, cuánto alcohol decide tomar, con quién elige salir, cómo se comporta o cómo elige vivir su vida no convierten a una persona en responsable en caso de ser violada. La única persona culpable de una violación es el violador”, señalan.
A la víctima entonces la juzgan por “quedarse callada” o “no haber dicho que no”, cuando la verdad es que hay distintos motivos por los que una persona puede no ser capaz de decir “no”, “y cada quien puede reaccionar de forma diferente a la violencia sexual”, dice Amnistía.