El banano es considerado por muchos la primera fruta de la Tierra. Proporciona una rápida inyección de energía y es fuente de vitaminas C y B6.
El banano tiene importantes fitonutrientes, incluyendo vitaminas y compuestos fenólicos. También está enriquecido con minerales, tales como fósforo, sodio, potasio, calcio, magnesio, hierro, cobre, zinc y manganeso.
“Múltiples investigaciones han demostrado que los componentes del banano ayudan a la retención de calcio, nitrógeno y fósforo en el cuerpo, los cuales contribuyen en la reconstrucción de tejidos y pueden ser utilizados para combatir los desórdenes intestinales como las úlceras”, explica la doctora Yohanna Maldonado, de la Universidad de Pamplona.
Pero hay algunas personas que deben limitar su consumo y son los pacientes renales. Ellos no solo deben ser cuidadosos al comer banano sino cualquier alimento que presente índices elevados de potasio. Para ellos, la ingesta de potasio debe ser de máximo 1.500- 2.000 mg al día; para una persona normal, es de 3.500 mg al día.
“El deterioro de la función renal provoca la retención de sustancias como el fósforo y el potasio, que presentan un mecanismo de adaptación a la pérdida funcional de nefronas a través del balance glomérulo”, anota la experta Elsy Rueda, quien añade que “en pacientes renales, se debe controlar los niveles de potasio sérico para prevenir la hiperpotasemia”. Esta sucede cuando la elevación del potasio está por encima de 5,5 mEq/L y es una alteración que puede dar paso a complicaciones clínicas fatales como arritmias o ataques cardíacos.
Si lo ponemos en números, una persona normal tendría que comer 400 bananos al día para tener riesgo de sufrir un ataque cardíaco.