Escrito por el Doctor Agustín Guerrero Salcedo
El 31 de diciembre, es el día de la alegría por excelencia, en donde se dan los encuentros familiares, las celebraciones y la unión con los seres queridos, pero paradójicamente es el día con un mayor número de riesgos que pueden hacer que se termine la alegría y se dañe la fiesta. Es casi siempre el día en que aumentan las cifras de quemados por pólvora, por llamas y electricidad, los accidentes de tránsito, las lesiones por riñas, heridas por balas perdidas, el ahogamiento, las intoxicaciones por alcohol y alimentos.
El agravante para ese día es la combinación del consumo de alcohol por parte de los adultos con la conducción de vehículos o motos, la natación y en especial, el uso de pólvora, pues la falta de atención y cuidados a los niños hace que sean más propensos a quemarse y pueden dejar cicatrices, hasta amputaciones, pérdida visual y auditiva, problemas respiratorios severos si inhala los vapores e intoxicaciones que casi siempre son mortales si la ingieren. En los animales, al tener los sentidos más agudos, las detonaciones le generan pánico y estrés. Las aves huyen de sus nidos, abandonan los pichones y muchas mueren al perder la orientación y se estrellan con ventanas y edificios, las mascotas huyen estresadas y se pierden, otras se tiran por los balcones o son atropelladas por vehículos.
Pero la pólvora no es el único riesgo del 31 de diciembre, también crecen las intoxicaciones por alcohol, en donde su consumo e incluso el abuso se hace casi indispensable y como consecuencias de los efectos, nos puede llevar a perder el control de nuestras facultades y a cometer imprudencias.
Pero la pólvora no es el único riesgo del 31 de diciembre, también crecen las intoxicaciones por alcohol, en donde su consumo e incluso el abuso se hace casi indispensable y como consecuencias de los efectos, nos puede llevar a perder el control de nuestras facultades y a cometer imprudencias, y existe el riesgo que también consumamos bebidas adulteradas, fenómeno que suele presentarse para ese día, de difícil prevención y control, lo cual trae graves riesgos para la salud, que además de dañarle la fiesta le puede causar la muerte o causarle graves secuelas como dejarlo ciego para todo el resto de la vida. Por ello cuatro recomendaciones puntuales:
- Ingerir las bebidas alcohólicas en forma moderada y prudente, aprovechando sus efectos sobre las emociones, la excitación y la euforia, pero que no llegue a hacernos perder el autocontrol, alteración en la conducta y cometer imprudencias.
2) Comprar el licor en lugares seguros donde no haya riesgo de venta de licor adulterado”.
3) No maneje (vehículo o moto), no natación, no disparos al aire y uso de pólvora bajos los efectos del alcohol.
Hay que en nuestros hogar el alcohol, ese enemigo disfrazado de tradición, para que una temporada de alegría, de reencuentro familiar y de paz, no se convierta en motivo de lamentaciones.