El anuncio de la nueva variante del virus COVID-19, Eris o EG.5 ya da vueltas en el mundo y para responder a la amenaza, el Ministerio de Salud y Protección Social autorizó la vacunación pediátrica para niños y niñas de 6 meses a 2 años, 11 meses y 29 días, permitiendo que esté grupo etario pueda estar protegido del virus.
Las implicaciones de esta autorización son de gran relevancia, debido a que, al iniciar y completar el esquema de vacunación, los niños y sus familias podrán prevenir complicaciones variadas, desde hospitalizaciones, depresión, ansiedad hasta desenlaces fatales.
Las complicaciones que pueden generarse por el COVID-19 van más allá de una infección aguda de las vías respiratorias, ya que en niños pequeños las hospitalizaciones son más frecuentes, al igual que la necesidad de internación en unidades de cuidado intensivo.
De hecho, las muertes por esta enfermedad son más altas en niños menores de un año que en cualquier otro grupo de edad pediátrico. Además, si el niño se recupera de la infección, aún puede verse expuesto a complicaciones a más largo plazo, como un síndrome inflamatorio que compromete varios sistemas del organismo, hasta el COVID-19 prolongado, el cual puede durar hasta más de tres meses en el cuerpo de un menor.
Frente a esta situación, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha lanzado una preocupante alarma sobre esta situación para los padres de familia, debido a que uno de cada cinco niños no ha recibido todas las vacunas necesarias para afrontar al COVID-19. Esto se traduce en una amenaza diaria por la que está pasando la población infantil, pues su sistema inmunológico no puede hacer frente a las diferentes complicaciones que genera el virus, siendo hasta 5 veces mayor la probabilidad de ser hospitalizados y hasta 10 veces más vulnerables de morir por COVID-19.
Recapitulando, las complicaciones a las que pueden estar expuestos los niños por no vacunarse contra COVID-19, son las siguientes:
- COVID-19 prolongado: Al no contar con una dosis de la vacuna, los niños pueden presentar complicaciones a largo plazo, fruto de una infección del virus. Se pueden presentar síntomas como: cansancio, fiebre, dificultad para respirar, tos, dolor de pecho, taquicardia, dificultad para pensar, dolor muscular, entre otros.
- Contagio intrafamiliar: Los niños no vacunados no cuentan con una protección frente al virus, por lo que al desarrollar una infección de COVID-19 pueden propagarse con una tos o un simple estornudo, lo que puede desencadenar en síntomas incapacitantes o contagios en el núcleo familiar, los cuales pueden desarrollar el virus, presentando síntomas graves y ser hospitalizados.
- Afecciones en su salud mental: Al no poder asistir a las actividades necesarias para su desarrollo, algunos niños y niñas contagiados por COVID-19 presentan síntomas depresivos, de ansiedad, y trastornos del sueño. Adicionalmente, al no poder asistir de manera correcta a sus actividades educativas y sociales, se ha identificado trastornos por déficit de atención, hiperactividad, autismo y otros trastornos mentales generados por el aislamiento por COVID-19.
- Síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico: Algunos niños contagiados con el virus que causa el COVID-19 han desarrollado esta enfermedad, caracterizada por producir una inflamación descontrolada en todo el cuerpo que puede requerir hospitalización en unidades de cuidados intensivos9. A este aterrado dato se suma que la tasa de mortalidad de este síndrome varía entre el 1 % y el 8 %, cifra que preocupa más a los padres de familia.