En Colombia, niñas pobres han usado pedazos de tela o servilletas durante la menstruación

Una encuesta de Pulso Social de octubre de 2022 realizada por el DANE arrojó que, en Colombia, al menos 34.869 mujeres, niñas, adolescentes y personas menstruantes usaron elementos inseguros para su gestión menstrual, tales como pedazos de tela, medias, papel higiénico y/o servilletas, entre otros. En la misma encuesta, 310.227 mujeres indicaron no tener baños cerca con condiciones higiénicas, dignas y seguras durante su periodo. Las más afectadas son las niñas, mujeres y adolescentes entre 10 y 24 años, que sumaron más de 30.000 entre las encuestadas.

“La desigualdad de género, la pobreza, las crisis humanitarias y algunas prácticas culturales pueden hacer que la menstruación sea una experiencia de estigma y discriminación, que afecta el disfrute de los derechos humanos fundamentales”, aseguró Tanya Chapuisat, representante de UNICEF en Colombia.

En marco del Día mundial de la Salud Menstrual, se busca generar procesos de información e incidencia que contribuyan al acceso a servicios, incluyendo el mejoramiento de los servicios de agua, saneamiento e higiene en los entornos escolares y comunitarios, impactando positivamente su dignidad, salud y bienestar. 

Usar retazos de tela es normal incluso en barrios pobres de Cartagena

Un estudio de UNICEF Colombia en escuelas del área rural del Pacífico colombiano reflejó que 1 de 4 niñas o adolescentes ha faltado a la escuela alguna vez por causas relacionadas con el cuidado de la menstruación y la imposibilidad de llevarlo a cabo en la escuela (2018).

En 2023 siguen existen condiciones que agudizan las estigmatizaciones y violencias alrededor de la menstruación, tales como:

  • Falta de información y educación menstrual en familias, entornos educativos y comunitarios, que impide a las niñas y adolescentes reconocer y comprender sus cambios corporales y emocionales, e identificar la menstruación como un proceso natural que no debería ser motivo de vergüenza, mejorando así las relaciones de confianza y cuidado.
  • Limitado acceso a productos para el manejo del sangrado de forma digna, segura y libre.
  • Educación sobre salud menstrual y espacios adecuados, seguros y de acceso a atención para los síntomas asociados, así como de infraestructura como baños, instalaciones para lavado de manos y/o gestión de los desechos, lo cual se conoce como pobreza menstrual. Esta conlleva a que se empleen elementos no seguros, se alargue el recambio de productos absorbentes o exista ausentismo en entornos educativos, el trabajo y/o la vida pública, alimentando inequidades de género.

“El llamado es para que, como sociedad, garanticemos la menstruación como experiencia de vida segura, donde especialmente niñas y adolescentes cuenten con el apoyo, la información y los recursos para una gestión digna de su menstruación, sin afectaciones en su autoestima y confianza”, agregó la representante de UNICEF en Colombia.

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