Mi abuela Fanny hacía suero. Ella se crió en la zona rural de San Jacinto, así que aprendió a hacer productos para su consumo y el de su familia. En la mesa nunca faltaba ese acompañante porque tampoco faltaba la yuca, ñame y plátano, una fusión ideal.
El suero se hace con leche cortada, cuyo resultado es una pasta grumosa que se compacta y se licúa una última vez.
Muy pocas cosas son más costeñas que el suero, que es en sí un símbolo de amor y comunidad. Si en la mesa hay un pote de suero, todos debe tomar de él. Es uno para todos. Es así en la mesa de fritos, donde siempre el tarro de suero está a la mano con una cuchara, invitando a compartir y a dejar un poco para la persona que tienes al lado.
Es también costumbre de los costeños ser catadores de suero: “ese está aguao”, “salao”, “desabrido”. El suero perfecto para muchos es el que queda ácido.
Una anécdota en San Jacinto, Bolívar recuerda al difunto Próspero, quien tenía una tienda de víveres pero también vendía suero. Le preguntaron si había limones en su tienda, a lo que respondió: “No hay, pero te tengo un sueeero”.
Su valor nutricional
¿Sabías que el suero tiene un alto valor nutritivo? Es un alimento muy apreciado en la Costa desde hace cientos de años y es por algo. Contiene un alto porcentaje de nutrientes esenciales como proteínas, ácidos grasos, minerales y vitaminas.
Según el investigador, bacteriólogo Camilo Torres, el carácter ácido del suero favorece su conservación, evitando el crecimiento de microrganismos patógenos, mejora, su estabilidad, y aumenta la vida útil del producto. ¡Puede durar muchos días en la nevera!
Los colombianos nos sentimos orgullosos porque hacemos parte de las buenas críticas de Taste Atlas, un portal especializado en gastronomía que recientemente reveló el top 50 de las mejores salsas del mundo ¡el suero costeño ocupó el puesto 13! Hay que decir que el primer lugar lo ocupó el Toum, de El Líbano (una salsa de ajo).