El caso de Adam Raine le ha dado la vuelta al mundo pues ChatGPT fue la herramienta de AI que lo asistió días previos a su suicidio.
Raine, un chico de 16 años, de California, había hecho de esta AI su “amiga más íntima” llegando a pedirle consejos sobre su vida. De hecho, le contó sus planes de quitarse la vida, ante lo que la herramienta le respondió: “Gracias por ser sincero al respecto. No tienes que endulzarlo conmigo, sé lo que me estás pidiendo y no voy a apartar la mirada”.
Los padres del joven demandaron a OPEN AI pues argumentan que el chatbot validó los “pensamientos más dañinos y autodestructivos” de Raine.
Los riesgos de utilizar ChatGPT como psicólogo
En entrevista para El Signo Vital, la psicóloga clínica Carmen Garrido explica que: “aunque la Inteligencia Artificial está muy de moda y puede ser útil para preguntas generales, es fundamental recordar que se trata de una herramienta sin conciencia, alma, ni espíritu. Por lo tanto, no puede sentir ni reconocer emociones y sentimientos de manera genuina”.
Para la experta, la IA no puede reemplazar la psicoterapia tradicional.
“Últimamente muchas personas acuden al ChatGPT para preguntar acerca de sus problemas psicológicos, buscando una respuesta y sanidad, pero lo que no tienen en cuenta es que no reconoce realmente a la persona y su entorno y por lo tanto, son respuestas generales las que puede dar”.
Un diagnóstico preciso y un tratamiento efectivo requieren la intervención de un profesional capacitado que pueda entender el contexto y las emociones de la persona.
Además, la dependencia a la AI puede llevar al usuario a un encerramiento, al priorizar su relación con la máquina sobre sus relaciones con el entorno y las personas que los rodean.
Un estudio de Psychologist Papers sugiere que la adopción de la IA en el ámbito terapéutico va en aumento y que puede ofrecer a las y los profesionales un complemento útil, ayudándoles a realizar tareas administrativas o repetitivas y permitiéndoles centrarse en aspectos más complejos de la terapia. De esta manera, la AI puede ayudar a complementar tratamientos, guiada por un psicólogo, nunca por el paciente.