Cartagena: Crónica de tres días sin bañarme

Antes de que se rompiera el tubo de agua en Ceballos, todo transcurría con normalidad en mi vida. Tenía agua potable cada vez que abría cualquier llave de mi casa. ¿Saben? Soy de las personas que después de orinar debe lavarse las manos. Antes y después de comer me lavo las manos. Si toco a un perro corro a lavarme las manos. Si siento que agarré algo sucio de polvo debo correr a la lavarme las manos. Además, no puedo hacer caca sin bañarme -me siento sucio si solo me paso el papel higiénico por el trasero-.

Por eso mi vida cambió estos tres días en Cartagena. 

Me levanto la mañana del 17 de febrero y solo escucho el “ñññmm” de la llave sin ningún líquido que lo acompañe. No hay agua. Me miro al espejo y veo mi cara lagañosa de amanecido sin poder hacer nada. Se supone que me levanto temprano a hacer mis necesidades fisiológicas y no hay agua. ¿Con qué carajos voy a bajar mi porquería? 

En Cartagena ya nos hemos acostumbrado a tener una alberquita en el patio. Y en estas situaciones nada más esperanzador que saber que contamos con unos litros de agua alojados en algún lugar de la casa.

Voy a la nevera porque cuando se va el agua es que más sed me da. Y casi me desvanezco al ver que nadie llenó la jarra la noche anterior. (No me culpen, que odio llenarla) 

Voy al patio, a ver “cómo está de agua la alberca”.  Oh señores, lo que vi no quiero ni contarlo: una lagartija muerta estropeó el poquito de agua que nos quedaba. Yo obviamente no me iba a ir a trabajar oliendo a lagartija podrida.

¿Saben qué hice? No me bañé.

En mis 25 años nunca me había ido sin bañar al trabajo. Soy de esos manes que siempre huelen rico. Ese día sin embargo, mi pelo les contaba por mí a todos los de la ofi, que yo no me bañé.

En medio de todo, en Cartagena también nos hemos acostumbrado a esperar. Esperamos por la luz, por el agua, por el TransCaribe, esperamos pasar rápido el trancón de Bazurto.

Pero miren ya cómo va la espera. Debo anotar que hemos comprado más agua Brisa en estos dos días que la que había consumido en todo el año. Un baño con agua Brisa sale caro, así que no me he bañado bien. Me han ofrecido ir a bañarme en casa de amigos, pero, creo que el baño es un acto íntimo y todos necesitamos ese espacio matutino de reflexión. Todo eso se altera en casa ajena, y sin poder gastar mis sagrados 30 minutos tirándome agua (prometo ahorrar en adelante)

En fin. Todo esto para decir que siento que solo volveré a ser yo cuando vea que ese líquido cristalino sale con normalidad del grifo, al servicio de mis higiénicas manías.

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¿Son las tractomulas las culpables de desestabilizar el suelo y dañar los tubos?

Una carta del gremio de comerciantes del Bosque al alcalde Dumek Turbay dijo lo siguiente:

“Tenemos más de 11 años de estar ejerciendo el comercio en el sector de Ceballos colindante con el barrio Nuevo Bosque. Hemos sido testigos directos de las rupturas periódicas (casi 3 veces al año) de las tuberías que pasan por este sector. En la comunidad, el comentario recurrente es que esta emergencia humanitaria la ocasiona el paso permanente de las tractomulas de una empresa privada, que con su peso y vibración las destruye”.

¿Eso será verdad?

El ingeniero experto en Agua Arturo Albaladejo, explica que los principales factores que causan roturas en tuberías de agua son instalaciones viejas, desgaste y corrosión de materiales.

Sí. Hay agentes externos que provocan fugas: raíces, las obras que provocan averías, la temperatura y las condiciones climáticas extremas, las corrientes parásitas externas, las sobrecargas externas como el tráfico pesado y otras como roedores, incendios, terremotos, pero estas no son las causas comunes.

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