Biodecodificación, ¿una medicina contra la tristeza?

El ser humano cuenta con un sistema de pensamiento base, que se va fortaleciendo con las diferentes etapas de aprendizaje que naturalmente se tiene a través de nuestros padres, maestros, hermanos mayores y las misma experiencias de la vida diaria, pero en ese proceso, muchas veces nos apropiamos de acciones, comportamientos o hábitos que se vuelven códigos errados que afectan nuestro cuerpo y pensamientos.

En el caso de los niños, al igual que en procesos relevantes como la alimentación, la educación escolar o el crecimiento físico, deben tener una influencia positiva, pues los niños funcionan como una esponja, a partir de la gestación y hasta los 6 o 7 años aproximadamente. Ellos van a absorber todos aquellos pensamientos, sentimientos, emociones y creencias de sus padres.

“Esto es así por supervivencia, si el niño sobrevive gracias a sus padres, inconscientemente va adoptar todos sus programas, puesto que cuestionarlos pondría en riesgo su propia supervivencia”, afirma Agustín Mozo, terapeuta en Descodificación Biológica.

Así las cosas, se puede decir que los niños tienden a imitar lo que hacen sus padres, positivo o negativo; no solo sus conductas y comportamientos sino que también absorben los pensamientos, creencias y emociones, depende de ellos luego en la adultez decidir cambiarlos o repetir el patrón dependiendo si es funcional o disfuncional.

Sin embargo, cuando los padres no resuelven sus emociones, las callan o no las expresan, esto se transforma muchas veces en síntoma biológico del niño ya sea desde una gripe o una bronquitis. Según Santiago Godoy, terapeuta en Descodificación Biológica “los padres no son culpables de esto, todos somos seres humanos y vivimos conflictos que a veces no sabemos como resolver, es ahí cuando nuestro cerebro busca darle solución enviando una adaptación biológica mal interpretada como enfermedad”.

¿Qué pueden hacer los padres?

Cabe aclarar que codificarse no es algo negativo, también nos codificamos con patrones o emociones positivas, dicho esto, cada padre o madre que sana y busca ser más consciente de sus comportamientos automáticamente transmite esa información a los hijos y estos pueden sanar también.

Así como se debe cuidar la alimentación y la educación, las emociones no se pueden dejar de lado, y la Biodescodificación es una herramienta que permite gestionar las emociones para entender cómo las recibe el cuerpo y cómo en algunas ocasiones la suma de ellas no se procesan y generan síntomas o enfermedades a las cuales no les encontramos explicación, puede ser una herramienta válida para cuidar de los niños.

De igual forma, siempre que se descodifica a un niño, se hace con los padres o el adulto mayor responsable; sin dejar de lado si tiene un hermano mayor adolescente que tenga la conciencia del manejo de las emociones, pues este podría ayudarlo también de forma eficaz.

“Se trata de analizar aquellas situaciones que desee cambiar o modificar o quizás otras no sean necesarias ya que son funcionales. Mal que nos pese, la biología y la naturaleza se comportan con el fin de mantener viva la especie”, afirma Godoy.

Aunque la biodescodificación es una técnica desarrollada hace más de 20 años, este es el momento en el que adquiere valor, porque no hay medicina que cure la tristeza o el estrés, sino un ser lleno de habilidades y emociones que puede transformar para evolucionar.

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