En respuesta a esta creciente necesidad de apoyo emocional, el Politécnico Grancolombiano y el Ministerio de Educación Nacional presentaron una ruta de primeros auxilios emocionales que no solo busca reconocer y normalizar las crisis emocionales, sino que también proporciona herramientas prácticas para abordarlas de manera efectiva mientras se busca atención especializada.
¿Qué es una crisis?
La coordinadora de la Oficina de Inclusión del Politécnico Grancolombiano, Carolina Jurado, autora de esta ruta, cuenta que “las crisis son episodios de desorganización y desequilibrio que restringen los recursos personales, intelectuales y emocionales de una persona para enfrentar situaciones tensas. Pueden surgir de eventos del ciclo vital o de desencadenantes repentinos, acompañados a menudo de una explosión emocional”.
Algunos de esos momentos propios del ciclo vital pueden ser: el nacimiento de un hijo, la graduación, un cambio de trabajo, el ingreso a la universidad… frente a estas situaciones el individuo tiene que adquirir nuevas competencias, desarrollar habilidades, reorganizar sus rutinas y establecer patrones de conducta diferentes, que cuando no se cuentan con los recursos, pueden detonar en eventos de crisis.
Interviniendo en una crisis: cinco pasos para ser un héroe emocional
Cuando nos enfrentamos a una crisis emocional, cada uno de nosotros puede convertirse en un verdadero superhéroe emocional. Imagina que tienes un traje de héroe y una misión vital: apoyar a quienes más lo necesitan. Tu papel como héroe se divide en cuatro emocionantes etapas:
1. Contacto inicial: el objetivo es entrar en sintonía con la situación que está viviendo la persona que se encuentra en un momento de desequilibrio. Nuestro rol es escuchar, intentar entender la situación, cómo se está comunicando la persona afectada, qué emociones está experimentando y sus actitudes frente a lo sucedido.
2. Analizar: Reconocer el presente del individuo y la situación. ¿Cómo se siente, ¿qué podemos hacer en este momento? Analizar el pasado inmediato del evento detonador (qué, cuándo, cómo de lo sucedido, quién estuvo involucrado, etc.). Explorar el futuro inmediato, identificar potenciales riesgos y gestionar alternativas inmediatas (contactar servicios de emergencia y activar rutas institucionales).
3. Rastreo de alternativas: Implica explorar los recursos que puedan ponerse a disposición de la persona para atender la situación, actuar y explicar con él o ella las posibles dificultades que puedan presentarse en su puesta en marcha.
4. Ejecutar un plan: Reconocer el rol que puedo ejercer en la puesta en marcha de las alternativas identificadas en el paso anterior, reconocerme facilitador o responsable de la acción. Por ejemplo, puedo dar información acerca de servicios de asistencia o apoyo, en caso de que la persona esté en capacidad de activarlos, o ser yo quien me ponga en contacto para manifestar la necesidad de apoyo o gestión.
5. Monitorear: Definir una estrategia para validar la ejecución del plan establecido y la regulación de la condición emocional de la persona afectada. En este punto es importante establecer límites personales, de manera que la crisis de la otra persona se vuelva mi propia crisis y se defina claramente hasta dónde debe llegar nuestro apoyo, reconociendo que no debemos ofrecer recursos que no podemos cumplir. No olvidemos hacer ejercicios de autorreflexión permanente acerca de nuestras propias emociones frente a la crisis de la persona a la que estamos acompañando.
Algunas recomendaciones adicionales:
Acompañar y escuchar. Muchas veces lo que anhela alguien en crisis es simplemente ser escuchado. Sé ese hombro en el que puede apoyarse, permite que exprese sus emociones a través de lágrimas y palabras, y muestra tu afecto sincero.
Conectar y orientar. En esta etapa te conviertes en el puente hacia la ayuda necesaria. Puedes conectar a la persona en crisis con amigos, profesionales o recursos que pueden guiarlos y proporcionarle las herramientas para enfrentar la situación. Puede que no tengas todas las respuestas, ¡pero tal vez conozcas a alguien que sí las tenga!
Contener y apoyar: La escucha activa temprana puede prevenir reacciones emocionales más intensas. Presta atención a cualquier cambio en su comportamiento y sé receptivo a sus necesidades. Pregunta si pueden necesitar ayuda y mantente cerca para brindar apoyo.
Además, es importante crear un entorno de apoyo tranquilo y confidencial, mostrando una escucha activa y respetando las diferencias culturales. Minimizar la situación, expresar impaciencia o imponer soluciones, no son recomendables. La empatía y el respeto son las claves para ayudar a quienes enfrentan una crisis emocional.