La reforma tributaria que se adelanta en el gobierno de Gustavo Petro avanza y ayer se conoció que la Corte Constitucional aprobó un impuesto extra a algunas bebidas azucaradas. Esta reforma tributaria en particular buscaría robustecer los ingresos del Estado y promover el mejoramiento de la salud pública y el medioambiente.
Siendo así, la nueva norma dicta que “la tarifa del impuesto a las bebidas ultraprocesadas azucaradas se expresa en pesos por cien mililitros (100 ml) de bebida y el valor unitario está en función del contenido de azúcar en gramos (g) por cada cien mililitros”.
Según la Ley 2277 de 2022 las preparaciones azucaradas sobre las que se cobrará el impuesto son: bebidas gaseosas y carbonatadas; a base de malta; tipo té y café; a base frutas; refrescos, zumos y néctares de fruta; energizantes; deportivas; refrescos; aguas saborizadas y mezclas en polvo.
A partir del primero de noviembre empieza a aplicar el impuesto.
¿Funcionaría?
“Los impuestos saludables son medidas que generan impacto a mediano y largo plazo, siempre y cuando sean costo efectivas para los países y mejoren los hábitos de consumo de las personas”, dice el experto en nutrición y salud, Johnathan Bello Sua, de la Universidad de la Sabana.
La investigación, publicada en el repositorio de la Universidad de la Sabana, explica que hay cuatro impactos principales de los impuestos saludables: Disminución en el consumo de bebidas azucaradas, mejora en la condición de salud de la población, beneficios económicos para la financiación del Sistema de Salud y longevidad en el impacto de la medida.
La Organización Panamericana de la Salud también ha señalado que un aumento del 25% en el precio de las bebidas azucaradas como resultado de impuestos selectivos, conduciría a una reducción del 34% en el consumo de estas bebidas.