El cierre de año suele venir acompañado de mayores exigencias laborales, aumento de compromisos sociales, compras, viajes y tensiones
familiares, factores que pueden intensificar los niveles de estrés y ansiedad en la población
adulta. Esta carga emocional puede derivar en síntomas físicos como insomnio, taquicardia,
molestias digestivas o aumento en el consumo de sustancias si no se adoptan medidas de
autocuidado oportunas.
En diciembre aumentan los casos de estrés navideño. Según Gabriel Balaguera Rojas, Subdirector Nacional del Campo de Epistemología e Historia de la Psicología del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), “el estrés en esta época puede manifestarse de distintas formas”. A nivel físico, puede producir fatiga constante, dolores de cabeza, tensión muscular y problemas gastrointestinales. En el plano emocional, una persona con estrés navideño suele presentar irritabilidad, ansiedad, sensación de agobio o tristeza, incluso en momentos que deberían ser agradables; también es frecuente que tenga dificultades para conciliar el sueño o pierda interés en actividades que normalmente disfruta.
De acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2021 más
de 1.1 billones de personas en el mundo vivían con algún trastorno mental, siendo la ansiedad
y la depresión dos de las condiciones más frecuentes. En Colombia, según el Ministerio de
Salud y Protección Social, en su análisis basado en datos del RIPS (Registro Individual de
Prestación de Servicios de Salud), el panorama también refleja una tendencia creciente: entre
2019 y 2023 se registraron más de 1.18 millones de casos de depresión, con especial
incidencia en jóvenes entre 15 y 29 años, uno de los grupos etarios donde más se evidencia
la aparición de síntomas ansiosos y depresivos.
Estas cifras, sumadas al déficit de
especialistas reportado por la OMS, confirman los desafíos estructurales en el acceso
oportuno a la atención en salud mental en el país.
Este contexto convierte a diciembre en un periodo de especial vulnerabilidad emocional y, al
mismo tiempo, en una oportunidad para reforzar hábitos saludables que contribuyan al
bienestar integral.
Acciones preventivas simples pero
efectivas
Reconocer señales tempranas de agotamiento emocional, priorizar el
descanso, mantener pausas activas durante la jornada, moderar los excesos alimentarios y
establecer límites saludables frente a la agenda social y laboral de fin de año.
Destaca la importancia de retomar el chequeo médico como hábito anual.
Una revisión preventiva permite identificar factores de riesgo como hipertensión o alteraciones metabólicas incluso antes de que aparezcan síntomas. En adultos sin condiciones crónicas, se recomienda realizar al menos un examen general al año; mientras que niños y
adolescentes requieren evaluaciones periódicas de desarrollo, sueño, visión y audición. Para
personas con factores de riesgo, los controles deben ser más frecuentes según indicación
médica.
“En esta época del año es normal que aumenten el ritmo, las emociones y las expectativas,
y con ello también la tensión interna. Por eso, más que esperar, proponemos actuar. El
autocuidado, la pausa consciente y el chequeo oportuno no son lujos, sino hábitos esenciales
para cerrar el año en equilibrio físico y emocional”, afirmó Alejandro Rivas, Gerente de la Red Médica de emi Falck y Faculty del Centro de Entrenamiento CEMI para Colombia de la
American Heart Association.
En este cierre de año, emi Falck hace un llamado a la prevención y al cuidado informado.
Reconocer a tiempo los signos de estrés y ansiedad, acudir a orientación profesional cuando sea necesario y priorizar hábitos que protejan el bienestar físico y emocional son acciones fundamentales para reducir riesgos en una temporada donde las exigencias aumentan y el equilibrio personal se vuelve determinante.
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