Además de las enfermedades congénitas, el uso inadecuado de audífonos y otros aparatos tecnológicos, el desgaste propio de la edad, así como la pérdida súbita, están llevando a que más personas pierdan la audición.
De hecho, en este Mes de la Audición, la Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó que más de 5% de la población mundial, es decir 430 millones de personas, entre ellos 34 millones de niños, padecen una pérdida de audición discapacitante y requieren rehabilitación. Para 2050 se estima que la cifra podría superar los 700 millones de personas, es decir una de cada diez personas.
“El cuidado del oído y la audición debe ser una realidad para todo el mundo. La pérdida auditiva se trata de una discapacidad invisible no solamente porque no presenta síntomas evidentes, sino porque durante mucho tiempo ha sido una condición estigmatizada y los responsables políticos la han ignorado y que se nota en un factor como falta de detección auditiva temprana, que puede ser revisada a través de un tamizaje neonatal”, comenta Alejandra Pulido, soporte clínico para Norte de Latinoamérica de MED-EL, compañía especializada en soluciones auditivas.
En Colombia, alrededor de 7 millones de personas tienen algún tipo de limitación parcial o total para escuchar adecuadamente y la importancia de un diagnóstico oportuno garantiza un tratamiento efectivo. El desarrollo tecnológico permite contar hoy con alternativas para tratar diversos tipos de hipoacusia como los audífonos, implantes cocleares e implantes osteointegrados, que permiten desarrollar actividades diarias como tocar piano, hacer ejercicio, ir a la playa y nadar.
Las razones para que aparezca una hipoacusia o pérdida auditiva van desde enfermedades hereditarios como la otoesclerosis, con mayor prevalencia en mujeres de 30 a 50 años; la prebiacusia, que es el desgaste del órgano auditivopor la edad; hipoxias o falta de oxígeno al momento de nacer; sufrimiento fetal o inmadurez pulmonar, así como la exposición prolongada al ruido y el consumo demedicamentos tóxicos para el oído.
Conozca las actividades más propensas a la sordera
Para evitar una eventual pérdida auditiva es importante evitar una gran exposición a ruidos y que al sobrepasar los 85 decibeles, puede generar deficiencia auditiva crónica.
Dentro de las actividades recreativas que podrían desencadenar en una pérdida auditiva si no hay un uso responsable, son las actividades como el tiro al blanco y la cacería porque se trata de ruidos de impacto; escuchar música a intensidad elevada y por tiempos prolongados; asistir a conciertos o pertenecer a una banda. En el caso de exposiciones de ruido laboral se incluyen actividades de carpintería, obras de construcción, operaciones en aeropuertos, actividad minera y quienes trabajan en bares, jardineros, estilistas con el uso del secador, pilotos de fórmula uno, los trabajadores de call centers y hasta los pintores, por el uso de elementos ototóxicos.
El implante coclear funciona en estos casos: cuando hay una hipoacusia neurosensorial severa a profunda o total (sordera), imposibilidad de mejora con un audífono convencional y una predisposición por parte del usuario para recibir el tratamiento. Para ser más claros: existen ayudas auditivas implantables y no implantables que se usan de acuerdo con cada caso en particular.
Según la Organización Mundial de la Salud, debido a prácticas auditivas poco seguras, más de 1.000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición evitable y permanente.