Hoy, ser vistas como amas de casa puede resultar chocante para mujeres “empoderadas” y para hombres que no están dispuestos a compartir su sueldo con una fémina que puede trabajar a la par de ellos.
Este tipo de pensamiento ciertamente se contrapone con el derecho a la libertad, esa facultad que tenemos de hacer lo que se nos dé la gana. Seamos mujeres con trabajo de oficina o amas de casa, el meollo en este tema es “dejar ser”.
Las mujeres, nos hemos ganado todo a punta de protestas, incluso el derecho a estudiar, votar y a trabajar (y seguimos luchando para que se nos pague el mismo sueldo que a los hombres por cierto). Eso se hizo desde la libertad, desde su decisión. Nadie tendría derecho a criticar a una mujer que prefiera criar a sus hijos en casa que pisar una oficina.
Las luchas no dejan de ser luchas. Paola* que es ama de casa desde hace 10 años le cuenta a El Signo Vital que además, muchos creen que ser ama de casa es un idilio: “Al principio uno cree que ser ama de casa será algo sencillo, pero no lo es. Hay días en los que estamos bajas de ánimo, es estresante. Yo por ejemplo, tengo tres hijos y es complicado”.
Las cargas mentales
Paola* no tiene un horario límite. Debe trabajar en su hogar desde que se levanta hasta que se acuesta (si es que sus hijos pequeños la dejan dormir). Tiene que atender a su esposo y atender a sus tres hijos, satisfacer su cuidado y alimentación… ¡y que no se enferme por Dios!
“Hay días que son más estresantes que otros, es complicado. A veces quisiéramos trabajar pero preferimos criar a nuestros hijos. Claro. A veces mi esposo me ha dicho que quisera que yo aportara dinero, eso a veces se presta para problemas, llega la tristeza. Cuando mis hijos crezcan yo podré trabajar fuera de casa, mientras trabajo desde mi casa, hago mis actividades y genero algo de dinero. Y cuento con el apoyo de mis padres y hermanos”, añade Paola*.
El trabajo de las amas de casa, en el espacio privado y sin goce de sueldo, es visto como improductivo y infravalorado. “Ante la falta de autonomía económica y sin reconocimiento de sus familias, ellos tampoco reconocen su valor, lo que afecta a la forma de ser en el mundo, lo que aumenta el compromiso de su salud mental”, dice la psicóloga clínica Luciana Da Silva.
Un estudio con más de cien mujeres amas de casa, hecho por la Uniminuto en Colombia, arrojó que el 57,7 por ciento de las encuestadas había sido diagnosticada con enfermedades o problemas derivados de las labores domésticas. El 89,7 por ciento de ellas no recibía ninguna remuneración económica por su trabajo doméstico.
Ahora, trabajar en mejorar las relaciones de pareja sí que es un tema del que se debe hablar. Cifras de Medicina Legal en 2020 señalaron que de los 270 casos de violencia entre parejas en Cartagena, 109 fueron hacia amas de casa, lo que representó el 40,3% del total.
Paola es afortunada, no ha tenido problemas de violencia en su hogar. “Gracias a Dios siempre hemos podido resolver todo, porque nuestra prioridad son los hijos”, añade.
Y pues sí, la decisión es entre mujer y hombre.
Paola* nombre cambiado a petición de la fuente