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Ser fea en un país como Colombia, mis retos

¿No les pasa que desde niñas las compararon con sus hermanas o primas? Los halagos en Colombia empiezan desde niñas.

“Esa es mucha pelá bonita”, dicen, pero por el contrario, a las que consideran poco agraciadas les dan el apodo de “curiositas”.

Hablaba con una amiga europea, Mirjam, quien ama a Colombia pero aún no se acostumbra a que todo el tiempo noten sus cambios de peso o si está arreglada o no: “Ya no como tanto como antes porque alguien me dijo que me veía cachetona, realmente en Suiza nadie habla del físico, ni saludan diciéndote: ‘qué linda te ves’”.

La belleza está sobrevalorada en Colombia, el país de los reinados y de las finalistas de Miss Universo, el país de los cirujanos plásticos y los biopolímeros. Para una mujer especialmente, ser fea es casi un pecado porque te cierra puertas laborales, te hace más difícil conseguir pareja y sobre todo te expone a las burlas de familia o compañeros. Tengo conocidos que no les cuentan a sus amigos cuando se acuestan con una fea pero se jactan de haberse tirado a la vieja con el mejor “c$lo” de la oficina.

Las feas son negadas, ultrajadas y por supuesto pueden llegar a ganar menos que una mujer hermosa. En el Journal of Economic Psychology, una investigación reveló que los bonitos y bonitas ganan en promedio 12 por ciento más que los poco agraciados.

A una fea no le perdonan estar despelucada mientras que una mujer hermosa y despeinada “impone un nuevo look”.

Sentirse fea

Todos nos hemos sentido feos, y eso no ayuda en nada a nuestra autoestima. Tomarnos fotos o aparecer en los videos de nuestros amigos nos resulta particularmente aterrador.

Le echamos la culpa a nuestra fealdad por no tener un mejor empleo, o por nuestros fracasos amorosos. Lamentablemente ser feas nos obliga a ser más divertidas, más preparadas, más maduras y sobre todo a desarrollar paciencia ante los No.

¿Saben qué es lo peor? Es común ver hombres poco agraciados en cargos de importancia, y muy pocas mujeres poco agraciadas en ellos: ¡mujeres particularmente bellas ocupan más cargos directivos!

Pero pues sí, todo es cuestión de autoestima.

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