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Intoxicación por alimentos se confunde con ‘virosis’, ojo en Semana Santa con los alimentos

En Semana Santa se incrementa el consumo de alimentos ambulatorios y las aglomeraciones en ambientes cerrados debido a la celebración de eucaristías y demás actos religiosos, favorece la trasmisión de enfermedades de origen respiratorio.

Con relación a la compra de alimentos durante la semana mayor, John Jairo Ocampo, docente investigador del programa de Enfermería de Areandina, seccional Pereira, afirma que es importante tener en cuenta que, “como consecuencia al alto número de ventas ambulantes que requieren visitas de inspección, vigilancia y control a cargo de las entidades territoriales, será difícil garantizar el cumplimiento de los requisitos establecidos para tal fin por una insuficiente capacidad de respuesta y, ante todo, por la débil adherencia que como ciudadanos tenemos a las normas de buenas prácticas de producción y deberes frente al autocuidado de la salud”. 

Según Ocampo, el riesgo de intoxicaciones asociadas al consumo de alimentos en esta época del año es inminente. “En el caso puntual de las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), estas se presentan por el consumo de comida contaminada. Los organismos infecciosos o sus toxinas pueden contaminar la comida en cualquier momento de su proceso de producción, razón por la cual, al ingerirla en mal estado, las personas presentan síntomas como vómito, diarrea, fiebre y dolores fuertes a nivel abdominal”, explicó.

Vale mencionar, que una ETA afecta a todas las personas sin importar su género o edad; de hecho, puede presentar síntomas generales que se pueden confundir con otras enfermedades comúnmente llamadas “virales” y que culturalmente son manejadas en casa. “Sin embargo, debemos reconocer que, en algunos casos, causan complicaciones severas que comprometen varios sistemas del cuerpo humano, hasta incluso causar la muerte”, mencionó Ocampo. 

Así puede prevenir una Enfermedad Transmitida por Alimentos

Los cuidados preventivos y ante todo el autocuidado, siguen siendo las fórmulas más exitosas para preservar la salud y más, si dentro de la rutina diaria o como actividad familiar regular, se comparten alimentos en espacios públicos, desconociendo la manipulación e higiene que estos tuvieron durante su preparación hasta llegar a la venta. Esto sin desconocer la importancia del lavado de manos de la persona que por último comerá el alimento. 

Ocampo, señala que la responsabilidad de la prevención es tripartita. “Primero, depende del individuo que consume los alimentos; segundo, es responsabilidad de quien los procesa y los vende; y tercero, tiene injerencia la entidad de salud territorial que vigila, en la medida de sus posibilidades, el buen comportamiento de los manipuladores de estos alimentos”.

Ocho consejos para evitar problemas graves por intoxicaciones alimenticias  

  1. Lávese las manos con agua y jabón antes de consumir cualquier tipo de alimento.
  1. Evalúe las características del restaurante o del lugar donde comprará el alimento, así como su ventilación.
  1. Evite consumir degustaciones, pero si lo hace, verifique que la persona que suministra el alimento usa elementos de bioseguridad como guantes y tapabocas.
  1. Evite el consumo de carnes con poca cocción, así como leche cruda.
  1. Incremente el consumo de agua, frutas y verduras. Sin embargo, lave bien estos productos antes de ingerirlos.
  1. Limpie muy bien las tapas o envases de los alimentos enlatados o envasados. La forma más efectiva de hacerlo es con alcohol antiséptico o con agua y jabón.
  1. Verifique siempre la fecha de vencimiento y la integridad del empaque de todos los alimentos procesados. Si la fecha ya caducó y/o el empaque presenta abolladuras, perforaciones o hundimientos, es mejor abstenerse de consumirlos.
  1. Si observa alteración en las características del producto, olor, color y/o sabor, abstenerse de consumirlo.

“Seguir estas recomendaciones es esencial para prevenir intoxicaciones alimentarias, así mismo evitar aglomeraciones o permanecer en espacios cerrados con gran número de personas le ayudará a proteger la salud respiratoria en general. Al adoptar estas prácticas, se toman decisiones conscientes y responsables, contribuyendo a la cultura del cuidado, al bienestar familiar y al mantenimiento de la salud, especialmente para proteger grupos vulnerables, como los niños y personas mayores o con enfermedades que afectas su estado inmunológico, quienes pueden ser afectados de manera mortal”, concluye Ocampo

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