Los Montes de María son una región del país donde se produce aguacate en abundancia y ya se empiezan a ver centenares de vendedores de esta fruta también conocida como palta, muchos de ellos apostados al lado de la carretera troncal, en busca de buenos compradores.
Ayer, llegué a comprar algunos aguacates con la intención de regalarlos, después de mucho preguntar no logré mi cometido, no entendía por qué el aguacate estaba tan escaso, hasta que conversé con la señora Yarleth Castillo Tovar, ella posee una parcela en Arroyo de María, un corregimiento de San Jacinto y la explicación que dio ante la repentina escasez fue la siguiente:
“Lo que sucede es que estamos en fase de luna nueva y en luna nueva no se pueden alcanzar los aguacates porque se mazamorrean (la cáscara se torna negro al igual que la pulpa que entra en un estado de descomposición progresivo y acelerado porque es más susceptible al ataque de hongos y bacterias), el mes pasado mandé a alcanzar un ciento de aguacates para vender sin darme cuenta de que estábamos en luna nueva y casi todos se me pudrieron. Algo que tampoco hago en luna nueva es cortarme el cabello porque si una se corta el cabello este se torna quebradizo y se cae fácilmente”.
Danilo Ortega, esposo de Yarleth, recalca lo dicho por su esposa y comenta: “en luna nueva no se pueden alcanzar los aguacates porque se afecta tanto el árbol como la fruta, ambos se dañan porque al año siguiente los aguacates se caen pequeñitos del árbol y los que logran “cuajar” son de menor calidad. Yo soy campesino y para sembrar toda clase de árbol tengo en cuenta la luna, si usted corta cualquier árbol en luna nueva se daña, si necesita madera para carpintería no puede cortarla en luna nueva. Yo cultivo yuca, ñame, plátano, muchas clases de frutos y siempre tengo cuidado con eso; por ejemplo, ahora no he podido arrancar el ñame que tengo porque si lo puyo se pone baboso, se pudre. Apenas se pase la luna nueva podemos sembrar y recoger con confianza, lo mejor es hacerlo en cuarto creciente o en luna llena; cuando la luna mengua hay que tener cuidado”.
Orlando Yepes, gaitero líder de la agrupación Gaitas Y Tambores de San Jacinto y quien posee una parcela en la vereda El Loro, cerca al Cerro de Maco, donde además de aguacate tiene cultivos de palma amarga para fabricar techos coincide con lo dicho por la pareja de esposos y asegura que si se corta la palma en ciclo de luna nueva a esta se le pudre la cabeza y le cae plagas por lo que no es recomendable cortarla para ese tiempo.
Según el experto en agricultura sostenible, Masanobu Fukuoka, la luna puede influir en las siembras por su efecto en las mareas y la humedad del suelo. “La luna tiene un efecto profundo en las plantas, la luna llena y nueva son momentos críticos para su crecimiento”, dijo durante una conferencia. “Puede verse afectada la germinación, el crecimiento y la producción”.
Pablo Medina, otro agricultor que posee una parcela en el corregimiento de Paraíso, en San Jacinto, dice que él siempre está pendiente del tiempo atmosférico que hace durante la luna nueva del miércoles de ceniza. Según él, los viejos de antes decían que si llovía el miércoles de ceniza el año iba a ser bueno, si no llovía iba a ser un año malo y con pocas lluvias.
Según la Biblia, el sol, la luna y las estrellas fueron creados el cuarto día, la luna como lumbrera menor para dominar la noche. Desde el inicio de los tiempos ejerció una poderosa atracción para los hombres, tanto que su observancia sirvió para medir el tiempo por lo que los primeros calendarios fueron lunares.
En muchos pueblos de la antigüedad le rendían adoración y la asociaban con dioses como Sin, en Caldea; Thot, en Egipto o Hermes Trimegisto en Grecia y aunque muchas de las supersticiones relacionadas con nuestro satélite natural persisten hoy día, el campesinado de los Montes de María no duda de su influencia, ¿crees tú en su influencia?