Alguna vez dije que no quería tener hijos. No quería traer personas a este mundo difícil, cruel y despiadado que nos golpea hasta cegarnos, hasta hacernos pensar que cada día queda menos gente buena. Cambié mi decisión al surgir unas irremediables ganas de convertirme en mamá. Y cuando mi hija nació, mi mundo se transformó; no solo experimenté el amor más grande posible, sino también el miedo más agudo: sentí que solo yo podía proteger su infancia.
Empezó la ansiedad de buscar una buena niñera. Recuerdo que el primer día, al dejarla al cuidado de terceros casi no podía respirar. Compré una cámara y la puse en la sala para monitorear (con su permiso) a mi niñera y ver qué hacía mi hija, siempre necesitaba saber que estaba todo bien.
Con el tiempo empecé a tener mayor confianza en mi niñera, considerándome bastante afortunada. Ya tenía una nana.
Pero los años pasan y los niños tienen que ir al jardín pues socializar con otros niños es clave en su desarrollo. ¿Y si dejo mi trabajo, me estanco en mi carrera y la educo en casa? A menos que tengamos la fortuna del teletrabajo, las madres debemos salir porque es que … debemos comer y pagar deudas. Nos toca confiar y ya, a la de Dios, con la promesa de encontrar espacios idóneos para nuestros hijos.
Aquí es cuando se vuelve angustiante la maternidad, porque muchos jardines y guarderías en Colombia no se están considerando lugares 100% seguros para los pequeños, aquellos que muchas veces ni siquiera hablan, ni siquiera se quejan.
En el CDI de San Pedro Mártir #2 en Cartagena, Noiraliz Farías denunció hace un tiempo, que a su hija de año y medio se la entregaron con golpes en la cabeza y más de diez mordiscos en todo el cuerpo; en otro colegio, a un niño lo amarraron a un pupitre por “mal comportamiento”.
En Bogotá, Freddy Castellanos, un “docente”, habría abusado a varios niños en el jardín Parques de Canadá. Frente a esto y luego de un golpe mediático señalando inoperancia dentro del jardín, el Ministerio Público de Colombia decidió investigar la responsabilidad de quienes directa o indirectamente eran garantes de los menores a cargo del Jardín infantil y del ICBF.
Y aquí quiero llegar. ¿Quién rodea a nuestros hijos? Nuestro miedo hoy son las promesas de muchos cuidadores… ¿será cierto que ofrecen espacios seguros? Las madres de Colombia estamos en manos de Dios, porque la justicia terrenal es intermitente.