Además de ser deportistas destacados, ¿qué tienen en común Leo Suárez, el exbeisbolista estadounidense Freddy Sánchez y la campeona olímpica de patinaje artístico Kristi Yamaguchi? Los tres nacieron con pie equinovaro congénito y, gracias a que recibieron tratamientos oportunos y especializados, superaron esta condición sin dejar huella en su rendimiento físico.
Esa misma posibilidad de vivir sin limitaciones es la que ofrece hoy la Foscal con su programa Clínica Ponseti, unidad especializada en el tratamiento del pie equinovarocongénito, que desde hace un año, ofrece a los pequeños pacientes una posibilidad efectiva para su recuperación. “En este tiempo, mediante el procedimiento Ponseti hemos cambiado la vida a más de 80 familias del departamento y regiones vecinas quienes, gracias a la Foscal, han tenido acceso a este método considerado referente mundial para corregir esta condición, con un manejo especializado sin necesidad de cirugías invasivas”, afirma el doctor Luis José Céspedes, ortopedista pediatra de la Clínica Foscal y especialista en el método Ponseti.
Aunque en Colombia se aplica desde hace más de una década, la formalización de un espacio exclusivo en la Foscal ha dado la oportunidad para que niñas y niños con esta condición puedan tener una vida completamente normal.
¿Qué es el pie equinovaro congénito?
Se trata de la deformidad congénita (el pie apunta hacia abajo y gira hacia adentro), que afecta aproximadamente a 1 de cada 1.000 recién nacidos vivos en el mundo. De acuerdo el doctor Céspedes, en Colombia se estima que nacen tres bebés cada día con esta condición. En la mitad de los casos, el problema se presenta en un solo pie; en la otra mitad, afecta ambos.
El especialista explica que el pie equinovaro se detecta desde el nacimiento, y en muchos casos incluso antes, gracias a las ecografías realizadas entre la semana 18 y 24 de gestación. Sin embargo, —comenta— a pesar de ser completamente tratable, en algunas regiones de Colombia aún se diagnostica tarde, lo que deriva en adultos con secuelas que pudieron ser evitables.
En este sentido el rol de la Foscal ha sido clave, puesto que el 80 por ciento de sus pacientes pertenecen al régimen subsidiado o contributivo, y una cuarta parte proviene de zonas rurales o municipios (de Santander, Magdalena Medio, Sur de Bolívar y Arauca), donde este tipo de atención especializada no existe y han podido acceder al tratamiento sin barreras económicas ni geográficas.
Así, desde el área de obstetricia de esta institución se identifica la condición a tiempo y se articula con el ortopedista pediátrico para iniciar el tratamiento apenas nace el bebé. “Mamás que han pensado en abortar cuando conocen el diagnóstico prenatal cambian de decisión al garantizarles que su bebé va a estar bien, que puede tener una vida normal e incluso ser un deportista, todo se transforma”, dice Céspedes.
El método Ponseti: revolución sin bisturí
Desarrollado en la Universidad de Iowa por el ortopedista español Ignacio Ponseti, el método que lleva su nombre revolucionó la forma de tratar el pie equinovaro. Hasta mediados del siglo XX, la corrección implicaba cirugías extensas y dolorosas, con secuelas como artritis, rigidez articular y debilidad muscular.
Ponseti propuso otro camino: un tratamiento no invasivo basado en manipulaciones semanales suaves del pie, seguidas de la aplicación de yesos progresivos. En promedio, se utilizan de 4 a 6 yesos. Luego se realiza una pequeña intervención ambulatoria —la tenotomía del tendón de Aquiles—, y el niño usa una férula especial que garantiza que el pie mantenga su forma corregida.
El tratamiento completo dura entre 2 y 3 meses en su fase activa. Luego, el uso de férulas durante la noche, hasta los 5 años, evita recaídas. El éxito del procedimiento —cuando se sigue correctamente— supera el 98 por ciento. Y lo más importante: permite a los niños llevar una vida plena, sin cicatrices visibles ni limitaciones funcionales.
“Este tratamiento cambia la vida del niño y la dinámica familiar. Cuando los padres llegan, a veces lo hacen con angustia, sin saber que esto tiene una solución efectiva, sin cirugía, y con un pronóstico excelente. Nuestra labor es acompañarlos desde el principio y demostrarles que su hijo o hija va a poder correr, caminar, bailar, hacer deporte”, explica Céspedes.
Espacio exclusivo en la Foscal
La Clínica Ponseti de la Foscal fue concebida como un espacio de atención integral, incluyente y humano. Cuenta con ortopedista pediátrico certificado, personal auxiliar entrenado, y un consultorio exclusivo para atender a los bebés, lejos del ruido y estrés de las salas de urgencias.
Gracias al respaldo institucional, se han articulado los servicios con EPS que cubren todo el proceso: manipulaciones, yesos, tenotomía y seguimiento. Además, como parte de la red nacional de 22 clínicas Ponseti en Colombia, la unidad de la Foscal tiene acceso al banco de férulas gestionado por la Sociedad Colombiana de Ortopedia Infantil, con apoyo de Rotary Internacional y la Universityof Iowa.