El Signo Vital conoció el tipo de entrevistas que les realizan a profesionales de la salud en un prestigioso centro médico de Barranquilla.
Ana*, de 31 años, llegó a tiempo a su entrevista de trabajo en un reconocido centro médico de la capital del Atlántico. La entrevista presencial, estuvo pactada de forma grupal y lo que se supone que era un proceso de escogencia como cualquier otro, desde el primer momento mostró un tinte violento y humillativo.
“Uno de los directivos del lugar era el encargado de realizar las entrevistas. En presencia de la persona de Recursos Humanos. Con libro en mano, empezó a preguntarnos sobre medidas exactas de ciertos consultorios y qué decían leyes puntuales. Ese no es el problema, el problema es que dijo delante de todos que los profesionales de hoy no sabían nada, que eran unos mediocres. Que nos quedáramos callados si no nos sabíamos la respuesta exacta”, cuenta Ana, quien narra la historia sin el menor asombro, acostumbrada a esta clase de personajes dentro del área de la salud.
Después, el entrevistador continuó con una pregunta seria: ¿Qué tipo de trato no estarían dispuestos a tolerar dentro del trabajo? A la respuesta de alguien que dijo “humillaciones”, el reclutador volvió a preguntar “¿Qué clase de humillaciones?”. Un interrogante que no es usual escuchar en una entrevista.
Uno de los directivos del lugar era el encargado de realizar las entrevistas. En presencia de la persona de Recursos Humanos
Después de esta pregunta, el entrevistador expresó que ahora, ponerle más carga a los profesionales está mal visto, siendo que, si un jefe le da trabajo extra al empleado “es porque está demostrando total confianza en él”. Reiteró que ya a los profesionales no les gusta trabajar.
Para terminar, el entrevistador no dijo el horario de trabajo para ese cargo en particular, porque todavía “no estaba muy claro”.
Ana* sabe que este tipo de tratos son reprochables, por eso decidió alejarse del proceso de selección, pese a su necesidad de tener un mejor sueldo.
Suicido de sanitarios en Colombia
De acuerdo con la Federación Médica Colombiana, en los hospitales suelen exaltar la idea de que los médicos deben sacrificar su bienestar personal, su tiempo y su salud mental y física por el bien de los pacientes; “esta visión presenta el agotamiento extremo y las largas jornadas como prueba verdadera de vocación, normalizando la sobrecarga laboral y el maltrato como algo inevitable en la profesión médica”.
Los suicidios en profesionales de la salud en Colombia alcanzan el 8 % en hombres y el 16 % en mujeres, según el Observatorio Nacional de Salud Mental.
El estudio “Suicidio médico, una realidad ignorada” aborda este triste fenómeno insistiendo en que “a pesar de que en el 2005 la Asociación Americana de Psiquiatría y otras asociaciones recomendaron estudios del problema para buscar fuertes recomendaciones, estas sugerencias al parecer son ignoradas en la actualidad”.
Años atrás, al considerarlo como una condición individual, se les prohibía a personas con enfermedades mentales, ejercer en el área de la salud. Hoy se sabe que el suicidio en sanitarios es una condición multifactorial que involucra cambios relevantes en la formación médica, acoso laboral, ejercicio y retos profesionales, que pueden aumentar el riesgo en su salud.
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